El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a acaparar la atención con una declaración explosiva: en Suiza se celebraron negociaciones constructivas entre EE. UU. y China que, según él, podrían marcar un antes y un después en las relaciones bilaterales.

Reunión en los Alpes: ¿palabras o acciones?
«Fue una reunión muy buena con China en Suiza. Hablamos de muchas cosas, llegamos a muchos acuerdos», escribió Trump en su red social Truth Social, visiblemente entusiasmado. Según afirma, las conversaciones se llevaron a cabo en un ambiente «amistoso pero constructivo» y no se centraron solo en temas puntuales, sino en una reconfiguración completa de la relación entre ambas potencias.
Un llamado económico: más apertura para el negocio estadounidense
Trump puso el foco en el componente económico del diálogo: «Queremos que, por el bien tanto de China como de Estados Unidos, China se abra más al negocio estadounidense», escribió, sugiriendo que podría estar en camino una relajación de las barreras comerciales y una nueva ola de inversiones bilaterales.
Política de alto voltaje
Fiel a su estilo, Trump cerró su mensaje con una frase rotunda y cargada de intención: «¡¡¡SE HA LOGRADO UN GRAN PROGRESO!!!», con tres signos de exclamación, como es habitual en él. Los detalles concretos aún no han salido a la luz, pero el mero hecho de que haya habido diálogo es señal de un posible deshielo geopolítico.
¿Y ahora qué?
Los analistas se mantienen cautos. Una reconfiguración verdadera exige más que declaraciones rimbombantes: hace falta acción. Sin embargo, que ambas potencias estén dispuestas a sentarse y escucharse ya es una señal. El tablero global podría estar a punto de cambiar otra vez.