En el mundo de las criptomonedas, todavía persisten analogías obsoletas: comparar activos con “oro digital”, intentar valorarlos mediante flujos de caja descontados (DCF), o promover ideas como “blockchain sin token”. Estos enfoques no solo son ineficaces, sino que entorpecen la comprensión de cómo realmente funciona la nueva economía blockchain. Especialmente en el caso de Ethereum.
La era del despliegue masivo de las Layer 2
En los próximos años surgirán cientos de soluciones de segunda capa (Layer 2 o L2). Algunas de ellas serán gestionadas por las empresas más grandes del mundo en sectores como mensajería, pagos, videojuegos y finanzas. Todas ellas necesitarán interactuar con la capa base (Ethereum): pagar por pruebas criptográficas o almacenamiento de datos. Algunas permitirán puentes casi sin confianza entre distintas L2. Muchas ofrecerán a los usuarios la posibilidad de “desertar” hacia Ethereum si no están satisfechos.
Y en todo este proceso, Ethereum no perderá valor — al contrario, lo acumulará. Como plataforma y como activo (ETH).
El error de creer que las L2 y dApps absorberán todo el valor
Hoy es común escuchar que las aplicaciones descentralizadas y las L2 acabarán por absorber el valor de Ethereum. Esa idea no solo es errónea: es una versión reciclada del concepto más equivocado en la historia cripto, que antes se aplicó a Bitcoin: “blockchain, no token”.
Ethereum no está siendo reemplazado — está siendo cimentado como la base crítica de una infraestructura global. Desde la perspectiva de la seguridad, el L1 sigue siendo indispensable. Sin él, no hay garantías, ni descentralización, ni resistencia a la censura. Sin él, no hay confianza.
Fat Protocol: no es dogma, pero sigue vigente
Esto no significa que la tesis del “protocolo gordo” (fat protocol) — donde la mayoría del valor se acumula en la capa base — sea absolutamente cierta. Existen escenarios en los que Ethereum podría valer 2 billones de dólares, mientras que los activos y actividades sobre su red podrían alcanzar los 20 o incluso 200 billones. Pero en todos los casos, cada dApp y cada L2 será más reemplazable que Ethereum. Esa es la verdadera naturaleza de los efectos de red.
¿Cómo se distribuirá el valor? Aún no lo sabemos
Es imposible predecir cuánto valor se capturará en ETH frente a lo que capturen las L2 o dApps. Existen demasiadas incógnitas: cómo serán las blockchains del futuro, qué nivel de seguridad económica se necesitará, y cómo valorará el mercado los distintos tipos de espacio en bloques con diferentes grados de descentralización.
Ethereum es el líder, pero no tiene la victoria asegurada
Ethereum es, por ahora, el líder en la carrera por convertirse en la capa de liquidación global. Más aún, es el único L1 que sigue una estrategia de escalabilidad viable: una capa base más L2s. Los demás L1 que intentan hacerlo todo en una sola capa acabarán aprendiendo una lección simple: el socialismo no funciona. Ni en la economía tradicional, ni en la criptoeconomía.